El aumento de mama es la intervención más frecuente realizada para mejorar el aspecto estético del pecho y además supone una de las intervenciones estéticas más frecuentes en nuestro medio. La forma más eficaz para conseguir un aumento de volumen es mediante el uso de implantes de silicona, sin embargo, hay ocasiones en las que la mujer no desea portar un cuerpo extraño el resto de su vida por las posibles complicaciones que pueden aparecer o por la posibilidad de recambio especialmente si la paciente es muy joven. En estos casos, se puede plantear realizar un aumento de mama mediante grasa propia en la que no será preciso el uso de implantes de silicona. Esta técnica se conoce como lipofilling y consiste en obtener tejido adiposo de la propia paciente que, una vez procesado, se utilizará para dar aumentar el volumen de los pechos.

¿En qué consiste esta intervención?
Para obtener el tejido adiposo se debe realizar una liposucción previa. Las posibles zonas donantes incluyen el abdomen, la cara medial de los muslos, los flancos y los glúteos, en definitiva, de la zona donde sobre grasa o la paciente quiera prescindir de ella. Tras esto, el tejido adiposo debe ser procesado mediante centrifugado, lavado o decantación para separar el tejido adiposo del resto de componentes obtenidos en la liposucción. Por útlimo, el material obtenido es infiltrado mediante cánulas romas que dejan pequeños túneles de grasa en la zona receptora.
Existe la falsa creencia de que se debe infiltrar el mismo volumen en cada uno de los cuadrantes de la mama, sin embargo, es más adecuado adaptar el volumen a cada región de la mama para lograr un resultado lo más natural posible. Lo más recomendable es realizar la infiltración de tejido graso en las zonas más superficiales y en el plano profundo de la mama, dejando de este modo la glándula en medio sin alterar por si la paciente desea dar lactancia en un futuro.

Ventajas:
Se trata de una técnica segura, en la que prescindimos del empleo de material protésico o rellenos sintéticos. Es una intervención sencilla, relativamente barata y que permite conseguir un resultado natural con una mínima morbilidad en la zona donante empleada para obtener el tejido adiposo.
Desventajas y complicaciones:
La principal desventaja de esta técnica es lo impredecible de sus resultados, ya que es difícil prever qué volumen de tejido se reabsorberá, y siendo a veces necesario realizar varias intervenciones para conseguir un aumento de volumen adecuado.
Otras complicaciones que debe tener en cuenta es la posible deformidad resultante en la zona donante en caso de extraer demasiado volumen, la fluctuación del injerto con las variaciones de peso que pueda sufrir la paciente, así como la aparición de zonas de necrosis grasa, calcificaciones o quistes. Estas calcificaciones son susceptibles de generar falsos positivos de malignidad en mamografías de cribado posteriores, por lo que se recomienda realizar una mamografía a los 6 meses del lipofilling para ver el estado de la mama tras la intervención y utilizarlo como prueba de base para comparar las que se realicen el futuro.

¿De qué depende la viabilidad del injerto?
La supervivencia del tejido adiposo infiltrado va a depender en gran medida del volumen empleado; a mayor volumen empleado, mayor volumen del injerto es susceptible de reabsorberse o necrosarse. Esto se evita inyectando el tejido graso de forma progresiva, evitando que este forme grandes acúmulos que a largo plazo acabarán formando focos de necrosis grasa. Se ha observado que el uso de plasma rico en plaquetas puede mejorar la supervivencia del injerto reduciendo la reacción inflamatoria y la formación de quistes grasos. Por último, juegan un papel importante en este proceso los cuidados postoperatorios que le serán indicados por su médico.
Cuidados postoperatorios
Tras la cirugía deberá llevar un sujetador ortopédico durante un mes para minimizar la inflamación y el edema de la zona receptora, disminuyendo así la reabsorción y migración del injerto. Con el mismo objetivo deberá limitar su actividad diaria, pudiendo hacer vida normal al mes de la intervención.
Por otro lado, en la zona donante, es necesario mantener una faja ortopédica durante 30 días para evitar espacios muertos y que se acumule líquido, generando deformidades. También se recomienda realizar masajes de drenaje linfático para homogeneizar la superficie de la zona y prevenir la aparición de irregularidades.
Debe tener en cuenta que los resultados finales podrán ser valorados a partir de los 6 meses desde la intervención, determinando entonces con su médico si es necesario repetir la técnica.
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