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¿En qué consiste el Lipofilling?



La palabra lipofilling proviene del inglés y significa infiltración de grasa. Esta técnica consiste en obtener tejido adiposo de la propia paciente que, una vez procesado, se utilizará para dar volumen a otra parte del cuerpo.

¿En qué consiste esta intervención?

Para obtener el tejido adiposo se debe realizar una liposucción previa. Las posibles zonas donantes incluyen el abdomen, la cara medial de los muslos, los flancos y los glúteos. Tras esto, el tejido adiposo debe ser procesado mediante centrifugado, lavado o decantación. Con estas técnicas se persigue separar el tejido adiposo del resto de componentes obtenidos en la liposucción, siendo este proceso crucial para que los resultados se mantengan a largo plazo. Tras el procesado, el material obtenido (formado principalmente por adipocitos y células madre) es infiltrado mediante cánulas romas que dejan pequeños túneles de grasa en la zona receptora.

¿Qué usos tiene el lipofiling en las cirugías de la mama?

Esta técnica estaría indicada con fines tanto estéticos como reparadores, permitiendo corregir pequeños defectos o asimetrías tras una intervención previa. Algunos cirujanos, utilizan el lipofilling para aumentar el tamaño de las mamas prescindiendo del uso de prótesis de silicona, pero son necesarias varias sesiones y no es posible en pacientes delgadas.

Su uso es especialmente relevante en aquellas pacientes que han recibido tratamiento radioterápico. En estos casos, el empleo de lipofilling tiene un doble beneficio, ya que no solo consigue aumentar el volumen de la mama, sino que las células madre derivadas del tejido adiposo alivian las secuelas de la radiación, observándose como la piel radiada se vuelve más laxa y suave junto con una mejoría en úlceras y cicatrices.


Ventajas e Inconvenientes

Se trata de una técnica segura, en la que prescindimos del empleo de material protésico o rellenos sintéticos. Es una intervención sencilla, relativamente barata y que permite conseguir un resultado natural con una mínima morbilidad en la zona donante empleada para obtener el tejido adiposo.

La principal desventaja de esta técnica es lo impredecible de sus resultados, ya que es difícil prever qué volumen de tejido se reabsorberá, siendo a veces necesario realizar varias intervenciones para conseguir un resultado adecuado. La viabilidad del tejido dependerá de diversos factores como el hecho de ser fumadora, la obesidad, el uso de medicamentos o el estado nutricional.

Otras complicaciones que debe tener en cuenta es la posible deformidad resultante en la zona donante en caso de extraer demasiado volumen, la fluctuación del injerto con las variaciones de peso que pueda sufrir la paciente, así como la aparición de zonas de necrosis grasa, calcificaciones o quistes. Estas calcificaciones son susceptibles de generar falsos positivos de malignidad en mamografías de cribado posteriores.

¿De qué depende la viabilidad del injerto?

La supervivencia del tejido adiposo infiltrado va a depender en gran medida del volumen empleado; a mayor volumen empleado, mayor volumen del injerto es susceptible de reabsorberse o necrosarse. Esto se evita inyectando el tejido graso de forma progresiva, evitando que este forme grandes acúmulos que a largo plazo acabarán formando focos de necrosis grasa. Se ha observado que el uso de plasma rico en plaquetas puede mejorar la supervivencia del injerto reduciendo la reacción inflamatoria y la formación de quistes grasos. Por último, juegan un papel importante en este proceso los cuidados postoperatorios que le serán indicados por su médico.


Cuidados postoperatorios

Tras la cirugía deberá llevar un sujetador ortopédico durante un mes para minimizar la inflamación y el edema de la zona receptora, disminuyendo así la reabsorción y migración del injerto. Con el mismo objetivo deberá limitar su actividad diaria, pudiendo hacer vida normal al mes de la intervención.

Por otro lado, en la zona donante (abdomen, flancos, glúteos y muslos), es necesario mantener una faja ortopédica durante 30 días para evitar espacios muertos y que se acumule líquido, generando deformidades. También se recomienda realizar masajes de drenaje linfático para homogeneizar la superficie de la zona y prevenir la aparición de irregularidades.

Debe tener en cuenta que los resultados finales podrán ser valorados a partir de los 6 meses desde la intervención, determinando entonces con su médico si es necesario repetir la técnica.


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